19/07/2016
Asia Javier: Trayendo esperanza a los corazones sacudidos de Ecuador

Una tragedia sin precedentes en el “Centro del Mundo”

Más de 650 personas perecieron en lo que se puede llamar como el desastre natural del siglo en Ecuador. Lo que antes solía ser un paraíso turístico en la región pacífica de este país suramericano, se ha convertido en un paisaje post apocalíptico, que derrotaría en rudeza a la más épica de las películas de desastres de Hollywood.

La provincia más afectada es Manabí, donde muchas de las personas perdieron sus casas y lugares de trabajo. Gracias a esto, la economía de Manabí fue golpeada fuertemente. Los servicios públicos como educación y salud están pasando por un mal momento.

En Manta, uno de los hospitales más importantes deberá ser demolido porque el 95% de su estructura colapsó.

Portoviejo (capital de la provincia de Manabí) también resultó afectada, así como muchas poblaciones alrededor de Manabí, como Chone, Tosagua, Bahía de Caraquez, San Clemente, Pedernales y muchas otras, en al menos un 80%.

Durante todo el mes de mayo, muchas réplicas han ocurrido constantemente, lo que hace aún más difícil que las labores de asistencia y reconstrucción se desarrollen en una manera eficiente.

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Luego del terremoto de abril 16, estas son las escenas más comunes en la región costera de Ecuador. / Cortesía Asia Javier

 

Asia Javier, portadores de esperanza

Pero donde la oscuridad es más fuerte, los pequeños destellos de luz brillan más. Como resultado del terrible terremoto ocurrido en la línea costera de Ecuador en abril 16, Asia Javier, como una institución solidaria, ha creado un centro de acopio para recibir donaciones de personas solidarias que serán entregadas a las víctimas.

Una primera iniciativa que es operada por Asia Javier y el Colegio Javier, se enfoca en la atención imperativa y asistencia urgente, que incluye agua potable, alimentos, productos de higiene básica, que son entregados directamente a la población in situ por un grupo de voluntarios.

Las otras dos instituciones de inspiración jesuítica que están trabajando de lleno en este asunto son “Hogar de Cristo”, una organización creada en 1971 con el propósito de construir casas en los barrios más pobres de Guayaquil. Desde 2001 Hogar de Cristo provee además micro créditos y trabaja en educación y salud, y “Fe y Alegria”, creada hace 50 años, enfocándose en la creación de centros educativos y proveer educación básica a niños y satisfacer sus necesidades básicas. Estas dos iniciativas tienen su esfuerzo enfocado en salvaguardar el bienestar de los niños y evitar la interrupción en su sistema de educación su provisión de alimentos.

Primeros resultados

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Equipo de Voluntarios de Asia Javier / Cortesía Asia Javier

 

Durante siete visitas de asistencia, el equipo solidario de ASIA Javier ha entregado aproximadamente 40 toneladas de alimentos no perecederos, agua y productos básicos de salud e higiene a las comunidades de Portoviejo, Bahía, San Vicente, Canoa, y Manta, la Parroquia de Río Chico (que incluye las comunidades de Playa Prieta, Los Casinos, San José, La Balsita, Santa Martha, El Corozo II, 1ero de Mayo y Tomatal (una zona afectada por el terremoto e inundaciones en la misma semana), Bahía de Caraquez; la comunidad de Pozitos de la Parroquia Sosote del cantón Rocafuerte, y los barrios de escasos recursos de María Auxiliadora y Fermin Cevallos de Bahía de Caraquez; Canoa, San Vicente y Cojimíes. Todos estos lugares tienen entre su población, a los más vulnerables de la sociedad, niños, madres solteras y ancianos, de los cuales el 90% fue dejado sin un techo por el terremoto.

Un duro día de trabajo

El proceso de recolección se realiza en la sede de Asia Javier y el Banco de Alimentos Danioka, que es administrado por ex alumnos jeuistas, liderados por José San Martín, su Director y Federico Recalde.

Llegar a todas estas comunidades no es una tarea fácil, tomo mucho tiempo y esfuerzo por parte de un grupo compuesto de entre 7 y 10 ex alumnos, graduados en su mayoría entre 1960 y 1980, los cuales desarrollan las siguientes actividades diarias, según explica uno de ellos, Mario Sierra: “Salimos generalmente los viernes al final de la tarde, comenzando los sábados en la mañana, trabajando de 7:00am a 5:00pm aproximadamente. Hemos pasado días bajo calor canicular, y otros mojándonos bajo fuertes aguaceros, pero eso no nos ha detenido”

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Asia Javier: un destello de esperanza para los más vulnerables que lo perdieron todo / Cortesía Asia Javier.

 

Sentimientos Encontrados

Mario Sierra, presidente de Asia Javier, manifestó en un testimonio estremecedor que: “La situación es un desastre, la gente está literalmente en la calle, los que aún pueden hacerlo, duermen en colchones a cielo abierto, porque temen de entrar de vuelta y ser víctimas de una de las réplicas… la situación es dura… llevamos una primera tanda de provisiones, que consistía mayormente en raciones para tres día de productos no perecederos y algo de agua; les habíamos traído lo suficiente para  100 familias, pero era simplemente demasiado poco …(sollozos)… todo se agotó en un día…  de vuelta a casa tarde en la noche, casi a la 1:00am, todavía tenía el corazón roto, quería hacer más, deseaba darme la vuelta volver con lo que pudiera… (Su voz se quiebra) … estaba también cansado, pero no solo físicamente, sino mentalmente y en el corazón…  toda esa gente; ¡imagínese! Si en tan solo un día habíamos cubierto a más de100 familia, y esto fue un impacto mínimo… multiplique por cuatro cinco miembros… y muchos de ellos son niños, bebés y ancianos que no pueden valerse por sí mismos… El día a día está lleno de sentimientos encontrados, por un lado, el dolor y la tristeza de nuestros hermanos y hermanas, y por el otro, la alegría de poder ser capaces de ayudar en algo.”

Una oportunidad para contemplar en la acción

Sierra además ve una oportunidad de reflexionar sobre el sentido de humanidad de las víctimas y nosotros mismos: “La anécdota que más nos ha tocado es el hecho de que quienes reciben la asistencia están dispuestos a ofrecernos de lo poco que reciben para que nosotros tengamos un almuerzo o cena; este gesto ha llenado nuestros ojos de lágrimas.

Aún existe mucho trabajo por realizar; la gente siempre ayuda mucho cuando las catástrofes con recientes y están aún visibles en las noticias, pero luego de un tiempo la ayuda desciende dramáticamente… Sin preocuparme de estar equivocado, creo que al ser exalumnos jesuitas estamos llamados a un compromiso con la sociedad en un grado mayor que las demás personas, por eso es que seguiremos trabajando para ayudar…. HAY QUE AMAR HASTA QUE DUELA Y HACER TODO PARA LA MAYOR GLORIA DE DIOS.”